Alzo mi voz; mas nadie la escucha.
Irrumpo en llanto;
pero aún sigue lloviendo.
Callo miles de veces, y miles de veces más me tropiezo;
pero la gente camina sobre mí, como si volasen,
como si yo no volase.
Intento escuchar el palpitar de su alma,
mas son seres inertes.
El dolor humano no es químicamente compatible con ellos,
¿existirá el dolor humano en realidad entonces?
Soy un filántropo olvidado,
dibujo quimeras con mis labios sin sonido,
y mi nariz no respira aires de cambio.
Soy la manecilla del reloj de la vida,
compro desgracias que transformo en alegrías.
Soy un grito de aletra entre la muchedumbre,
la calle respira el aire que huye mí.
Abro mis ojos, mas no veo nada.
Cierro mis ojos... Creo que ya no existo.
1 comentario:
Ló más importante no lo tienes que ver, lo tienes que sentir.
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