
—Y ¿qué hiciste ayer? ¿me extrañaste? —preguntó Barbi con una sonrisa dibujada en su rostro.
—Seré sincero contigo amor, la verdad que no. Como no estabas, me hurgué la nariz al despertar, limpié mis dedos en las sábanas, y con la misma sábana, limpie toda la cerita de mis oídos. No me bañe, no me sentía sucio. Tampoco tomé desayuno. Salí de la casa, esperaba el micro, y te confieso, le estuve mirando los pechos a una flaca (que por cierto se parecía mucho a ti, aunque ella tenía más pechos). Ya al tomar el micro, iba comiéndome las uñas, cantando en mi mente canciones de Bob Marley, y pensando en si sería buena idea correrme la paja, pensando en la flaca de la parada del micro, al llegar a la casa después del trabajo. Total, era mi día de libertad. Trabajé como un peón durante 7 horas, en las que no podía dejar de pensar en esa desconocida que se parecía tanto a ti (con más pechos). Me invitaron a ir al Milagro con unos amigos; pero, no tenía ganas. Puedes creer que preferí regresar a la casa y correrme la paja pensando en tu clón de pechos grandes antes que tener un polvo real. Ayer salí de la rutina, hice el amor con mi mano y esa desconocida, que sí tira en las poses que me gustan. En definitiva, no fue un día normal.
Un silencio insinuante tomó posesión de la habitación unos segundos, quizá no los suficientes.
—Sorry gordo, no te oí —dijo Barbi, en un tono confundido y sin dejar de limarse las uñas—. Pensaba otra cosa, ¿qué pasó?
Gordo seguía pensando en la paja que se había hecho ayer, e inconscientemente oyó como sus labios hacían eco:
—Fue un día normal, normal...
Barbi sonrió como si hubiera comprendido el mensaje, quizá no lo suficiente. Gordo, a manera casi mecánica, se fue al baño a hacerce otra paja.
1 comentario:
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH
BUENÍSIMOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!
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