sábado, mayo 09, 2009

100PRESONLAS7


Luces se encienden y se apagan,
en el cielo y en nuestra alma, -eso espero-.
Las sombras nos persiguen a menudo, eso lo sé,
pero si estamos juntos todo parece estar okay.
Las sombras siguen siendo sombras,
aún en medio de la luz que hacemos,
cuando parece atardecer en el cielo y en el corazón.
Hoy que escribo pienso: cuando lees lo entiendes,
cuando lo vives, creo que no.
 
La luz se hace entre nosotros, la luz en mí eres tú.
En ti la luz está omnipresente, aunque sean pocos quienes lo sepan.
El problema es y ha sido siempre las tinieblas,
sombras que hacemos siempre, o casi siempre, que juntamos luces.
Sombras nimias que son bolas de nieve tormentosa,
que cae por la cumbre de tu orgullo, que es mayor que el mío,
o por lo menos eso es lo que me dicta escribir el mío.
 
Pasar de la luz a las tinieblas es fácil cuando se quiere,
fácil también para presas fáciles como lo eres tú,
que fuiste presa fácil del desconcierto; mas no del amor.
A este sentir le temo, pues la tiniebla siempre está presente,
aunque sin cubrir totalmente a quienes podemos darle un poco de luz.
 
Por eso mantén un poco esa luz, y también esa oscuridad.
Es la segunda la que da momentos precisos,
en los que beber amargos tragos hace extrañar la dulce miel,
y es por eso que la luz siempre viene luego de la oscuridad,
aunque nuestros encuentros siempre sean a las siete de la tarde,
cuando la luz está por ocultarse, para dar comienzo a una nueva oscuridad,
llena de luces artificiales, que no equiparan a la original,
que es la que está en el cielo y en nuestra alma,
la única que podemos usar para seguir,
seguir vivios y seguir juntos, que casi siempre viene a ser lo mismo.
Casi siempre cuando se quiere, o cuando se quiere querer...
-Yo hago lo primero, espero tú también-.

1 comentario:

- dijo...

lo haces notar ... ese ese ese tanto que nadie puede conservar..